La magia caliente y directa del monte, de la tierra roja y el tabaco negro, del palo firme y la palabra que no se devuelve. Este Ashé no es para cualquier mano: es un amarre crudo, ancestral, de raíces africanas y del sincretismo caribeño, especialmente del mundo guajiro, congo, palero y espiritista.
Aquí estamos hablando de un Ashé de fuerza, de posesión amorosa (no necesariamente desde el alma gemela, sino desde el deseo, la carne y la necesidad). No es perfume ni colonia: es un conjuro líquido, un lazo espiritual que se lanza como soga para atraer, amarrar, fijar y dominar el corazón, cuerpo y voluntad de alguien.